martes, marzo 27, 2007

HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA

HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA, POR RAMIRO BOLSACHON



CAPITULO 4-Parte 1


Desperté entre el hedor de muchas Mórricas descompuestas.
Comprendí que no estaba solo, había alguien más.
Una Pastafróla Robada me observaba atentamente desde el fondo del bagón de cartón.
Recordé al Negrópata, y me rei por minutos largos.


Al finalizar, la Pastafróla salió desde las sombras.
Me miró.
Abrió la boca y soltó un Gemido Ponderante, lleno de subersivas.
Acto seguido me comentó, en medio de incontrolables espasmos en su caripela.
-Me la chupo y qué, y qué!!??-
Yo la miré absorto.
Después aclaró: -Soy la Pastafrola Robada-.
Ahí entendí todo.
Me siguió hablando.
-En el próximo pueblo hay una Ratasúrica Nómada, debés ir y rasurarla mientras comés un ñoqui-
-Perfecto- asentí con gracia divina.
A continuación me metió una trompada voladora en la sien y me descolocó sutilmente del tren en movimiento.
Caí.
Seguí cayendo.
Aterricé en un fardo de Rosadas Farastancias.

No me atreví a abrir los ojos, por si un Catapúltico Cajonete me vigilara.
Reuní fuerzas.
Abrí un ojo.
Abrí el otro.
Me incorporé maravillosamente.
Caminé unas cuantas millas hasta el pueblo almodoquévico.

Una vez allí, recorrí sus calles sulfatadas.
Había mucha gente, toda morrútica, como no podía ser de otra forma.
Le pregunté al primer gilastrún si conocía a una Rasatúrica Nómada: -Che, papi, vos conocés a una Ratasúrica Nómada?-
Aquí sucedió algo que no puedo explicar con certeza.
El Gilastrún empezó a temblar lastimosamente y calló de rodillas, me miró y me dijo: -Aunque tenga una Rónica, no te la daría-
Claro, yo era un forastero y no entendía su dialecto, cosa con la que después me familisaría.
Luego, en un arrebatado acto de soltura progénica, el Gilastrún se desplomó con el "FUCK YOU" en alto.
Consciente de que sería el centro de las miradas en apenas momentos más, me retire sabandijósamente a un rincón menos populado.

Encontré una puerta invisible, que atravesé con certeza.
Me encontré de repente en un negocio de especias, que manejaba una vieja Chotada.
Afuera, la gente comerciaba bienes carentes de materia.
Me acerqué a la vieja destruida y le espeté: -Viejaaaa, tenés algún ñoqui para mí?-
Como ya expliqué que no conocía el dialecto del lugar, no pude saber que lo que acabada de decir podría significar la muerte.
La vieja empezó un lento movimiento danzante, buscando una escopeta doble caño y mira teledirigida.

Rápidamente, salté la barra y aprovechándo que en ese negocio papirúlico no había nadie, ensarté a la vieja con un pez espada que casualemnte tenía en al espalda (atado a modo de AK-47).
A la vieja se le deformó apabulladamente la caripela y me intentó cachetiar monstruosamente, a fin de llevarse la mayor parte de mí carne al otro mundo, como le fuera posible.
La esquivé agudazmente y le propiné un golpe digno de una Escaramuza.
La vieja chilló y cayó parada.
Fugazmente me escabullí fuera e hice como si no hubiera pasado nada.
De ahora en más tendria que andar con más cuidado.





2 comentarios:

Nacho dijo...

Oh no! Quiero saber qué pasa a continuacion!

Anónimo dijo...

buenas señorrr! la verdad no lei el capitulo. en realidad vi de nuevo lo que hicieron con el helio muy gracioso ! jaja
te quieroooooo:D

Creative Commons License
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas Igual 2.5 Argentina.