martes, octubre 02, 2007
HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA
He aquí un nuevo capítulo.
En la ausencia de inspiración no queda más que postear cosas añejas como estas =P
HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA, POR RAMIRO BOLSACHON
CAPITULO 15
Desperté en medio de Luces Anatómicas y Destellos Sobrehumanos.
El tren había estacionado.
La puerta de mi compartimento se abrió por completo.
Un Cadarso me miraba fijamente.
Me levanté con Procucra.
No se movió.
Me abalancé sobre el desdichado muchachin.
Lo arrastré hacia adentro y lo tiré con Audacia al piso.
-Donde estoy?- Demandé de forma casi cáustica.
-En un tren- Explicó con temor.
Preparé la mano y le propiné un cachetazo Multiple.
-Ya sé Despojo Humanoide, quiero saber en que ciudad!!!- Rugí con ferocidad.
-En ninguna- Aventuró.
Otra vez el pequeño muchacho fue el ganador de un cachetazo Armamentístico.
Esta vez no se levantó.
¡Que carajetas Lúcidas!.
Abrí otra vez la puerta del compartimento.
Miré por el corredor.
Algunas personas Náuticas sacaban sus mugrosas cabecitas para entender el motivo de la frenada Nula.
Agarré de forma Completa a un Camarinero que por ahi pasaba y lo arrastré hacia el interior de mi refugio.
Al ver el cuerpo magullado del pequeño muchachin que yo mismo había ajusticiado, quizo escapar.
Le propiné un Gran Zopapo numeral.
Lo derribé.
No intento escapar de vuelta.
-Que paso?!- le espeté.
-Paramos porque el capitán se meaba- Dijo con un temor evidente.
-¡¿Y que?!, ¿acaso en esta Radiante Nave no hay un excusado?- contraataqué con Furia.
-Si, pero al capitán le da asco usar el mismo baño que usan los tripulantes- Me corrigió rápidamente, temiendo que lo golpiara de vuelta.
De hecho, así fue.
Preparé por cuarta vez mi mano de Adamantio y luego de un gran recorrido Duradero, impacté en su Rosada caripela.
La destruí.
El penoso camarinero se desplomó en un acto de completa Flacidez.
Propenso a acabar con la injusticia Malosa, salí al pasillo.
Caminé de vagón en vagón.
Al fin, luego de pasar por uno en donde había Agarrametas Metódicas, llegué al camarote del capitán, que era a su vez la Perfecta Locomotora.
Un muñeco con cara de Terror Consumado me indicó que el Capitán se allaba afuera, "descargando con gracia".
Le devolví una mirada asesina y salí por la puerta Metalúrgica.
Allí estaba, inclinado sobre un cuenco, el Capitán Camaronero, viejo y feo, cantando una cancioncilla pegajosa y moviendo su cabeza al ritmo de ésta.
Parecía que realizaba aquella tarea con regularidad, cada vez que pasaba por esta Desierta Sin Nada Ruta.
Saqué mi Chicote Deluxe, sólo Para Ocasiones Especiales.
Lo agité dos veces a la carrera.
Luego impacté con Ansia y Reberberante Juicio en la cabeza del Capitán.
Se desplomó sin más, gimiendo como una rata: -¡Soy puto!, ¡soy puto!, Soy....
Ya no tenía que oir mas aquellas Parafraseadas.
Volví a la Locomotora.
Esta vez había dos muñecos más.
Me miraron.
Uno de ellos preguntó con cagaso: -¿Dónde está el capitán?-.
-¡Yo soy El Capitán!, ¡zoquete!- Repliqué con Fiereza.
-Tu no eres el capitán- Se insubordinó de manera Sucia el tercer muñeco.
Sin previo aviso le di con el Chicote Deluxe Para Ocasiones Especiales en el costado de su Tambaliante cuerpecito.
Lo derrivé.
Mientras gemía lo levanté con fuerza ancestral y lo tiré por la borda.
-Aquél que se atreva a cuestionarme, ¡LA COME!- Amenacé Felizmente.
Los dos muñecos restantes desaparecieron en un santiamén por la puerta que llevaba a los distintos vagones.
Agarré el megáfono y anuncié a éstos:-Yo soy el Capitán, vamos a donde yo quiera-.
Agarré las Palancas y tiré con fuerza de ellas.
El tren Andalucico empezó a moverse.
Me senté en un mullido sillón y descansé.
Pararía en la Próxima asquerosa ciudad.
Publico esta Bazofia: Ramireo 1 Comentarios Absurdos