Cosas
BARAJA DE DELICADEZAS
Bueno, viajé ayer a rosario y me dirigí perfectamente a Casa Sánchez, que tal parece es la meca del arte allí en dicha localidad. Una señorita de buen parecer me atendió y suministró cuanta cosa necesitase y explicome de manera correcta el uso que podía darle a tal o cual cosa, así como también enseñome instrumentos hasta ese momento ignorados por mi preciosa persona.
Debo aclarar, sin embargo, que dichos elementos eran bastante costosos y yo no los utilizaría en demasía, por ello no los adquirí.
He aquí, entonces, el botín:
1> Block de 10 hojas para acuarela.
Block de hojas que luego me digné a cortar por el medio con una gillotina asistida.
Tiene un gramaje de 350 gramos, lo que supera en demasía al papel que actualmente utilizo para mis desfirriñaques, el cual es de tan sólo 250 gramos.
Además es mportado y CaranD'ache; más, no podría atreverme a pedir.
2> Libro sobre acuarelas.
Si bien nunca obedezco libros de manera autómata, siempre es bien recibido un ejemplar como este, a modo de brújula epidémica.
3> Pincel de pelo de marta.
Llegó comlaciente para sumarse a la colección de 3 pinceles que poseía hasta el momento. Si bien no es descaradamente barato, tampoco roza la divinidad. El precio lo vale.
Por cierto, es número 6, algo que me faltaba para completar una escala meramente graduada que comienza en 00 y termina allí por el exagerado número 8, salvaje como pocos.
4> Fibrón de punta pincel.
Este instrumento es uno de los cuales yo ignoraba su lasciva existencia. La señora dueña del lugar explicó muy gestualmente cómo con una mano suave y deliciosa uno mismo podía imitar la preciosa pero no sencilla línea trazada con una pluma. Abajo, ejemplos.
5> Caja de acuarelas.
Lejos de ser las más caras, se imponen sobradamente a las toscas pastillas de acuarelas ALBA de 12 colores.
Si bien otras marcas estaban allí presentes, éstas eran las únicas que traían consigo 24 colores. Sin embargo, a punto estuve de comprar 12 colores a 120$, pues la amrca Pelikan exhibía unos colores y una calidad tan fina como el filo mismo de la espada del Che, ¡salve general!
Próximamente estaré en etapa de pruebas y comprobaré por mano propia cómo estos especímenes dejan una estela de divinura en el papel y no una bizarra arenilla que seguramente ha sido confeccionada por albañiles dentro de una tetera o algo así.