lunes, noviembre 12, 2007
domingo, noviembre 11, 2007
HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA
LIBERADO EL CAPÍTULO 17 PARTE 1
DSIFRUTEN
me voy a comer, chau
HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA, POR RAMIRO BOLSACHON
CAPITULO 17_parte_1
Si hubiera tenido una Almena Loca, tal vez hubiera zafado... pero no.
Ahora me encontraba atado a un poste.
Este poste estaba en una habitación.
Esta habitación era parte de una casucheta deformada en el medio del "Bosque de las Sobadas".
Mientras afuera la Luna carcomía pedazos de estrellas, adentro se oían gemidos.
Sonaban a un animal herido.
Después recordé, mis Apabullantes captores carecían de dientes.
Un temor mayor se apoderó de mi Absoluta Persona.
Estos cosos mugrientos me comerían.
Como ya podía oler las Sales Calúricas, supuse que pronto me vendrían a buscar para cocinarme como a un cerdito.
Por supuesto, nunca sabrían la diferencia, falecían de la inteligencia necesaria.
Animadamente me desaté.
Fue muy sencillo, los nudos con los que había sido atado no estaban anudados.
Por fortuna Estos seres eran en verdad muy mogólicos.
Cuando los Obtusos individuos penetraron en mi habitación, yo estaba escondido detrás de la puerta.
Cargué contra ellos.
Derribé de manera Fehaciente a 3.
Otros dos empezaron a emitir sonidos Bestiales.
Cerré con un Golpetazo la puerta, dejándolos encerrados en mi propia "celda".
Ahora estaba en la improvisada cocina.
Una olla sin fuego en el medio de una habitación vacía.
Mientras que detrás mío la puerta se quejaba de los golpes de los mogólicos Animales, adelante la otra (de la entrada principal, por cierto) no estaba.
Atravesé el umbral Brutalmente.
Agité mis cabellos a la luz de la Luna.
Me toqué la Nariz.
Allí estaba, en su lugar, no la había perdido.
Afuera, al lado de un verja, esperaba un carromato tirado por niños feos.
Me subí de un salto olímpico.
Agité las riendas y los niñitos comenzaron a mover sus cortas piernecitas.
Luego grité con Furia: -CORRED MIS CRIOS, CORRED HIJOS DE LA MIERDA!-.
Los peques apuraron el paso, pero para mí no era suficiente.
Saqué la vara extensible de Veras.
Cachetié a uno, peculiarmente pequeño.
Éste emitió un gemido, inaudible para mis oídos, los cuales estaban acostumbrados a escuchar Dulcerías y no improperios y gemidos.
Ahora sí, el carro avanzaba en medio de un Pesudo Camino de tierra, por en medio del bosque.
La velocidad demencial adquirida hizo que casi volcaramos en una curva cerrada, pero yo, en un acto de completa Heroicicidad, incliné mi Esbelto cuerpo hacia el lado opuesto y pudimos zafar del golpe.
Los niñitos Movían sus piernecitas a velocidades espásmicas.
Uno de ellos agarró un calambre.
Por supuesto tuve que removerlo, no iba yo a parar para arreglarlo.
A la carrera saqué de vuelta la Vara extensible de veras y lo piqué hasta que se soltó y rodó mientras nos alejábamos rapidamente.
Se perdió en la negrura, de seguro.
Ahora atravesábamos el límite del "Bosque de las Sobadas".
Justo cuando estabamos casi afuera, un Negrópata saltó sorpresivamente desde un árbol e intentó realizar una SOBADA de culo.
Apremiantemente latigué a los niñitos, que en una fracción de segundo incrementaron la velocidad del carromato Púlpico en un 70%.
Este efecto sólo duro 2 segundos.
Luego entraron en Shock y se desplomaron.
El carro, por acción de la gravedad siguió su camino, pisotiando a algunos de ellos.
Luego volqué con Violencia.
Como no tenía Patatas Sodomizadas volé por los aires.
Caí 8 metros de centímetros más alla.
Exhausto me quedé ahí, tirado, descansando.
Publico esta Bazofia: Ramireo 1 Comentarios Absurdos