HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA
Hacía mucho que no subía un capítulo xD
jaja
HISTORIAS DE UNA IDA Y UNA VUELTA, POR RAMIRO BOLSACHON
CAPITULO 21_parte_2
Desperté en una celda de Carrotillas.
Todas fáciles.
Estaba posado con Absolución sobre un conjunto de Neméridos, los cuales me miraron con sorna.
Rápidamente se escabulleron, y quede solo.
Solo.
Los Magnos vientos vespertinos se filtraban con descaro incierto por los huecos que figuraban en las paredozcas.
Uno de ellos era lo suficientemente grande para que yo deslizara a mi Perpetua persona por él.
Así lo hice y minutos más tarde estaba en la calle, de vuelta.
Era una de la calles principales.
Menudos Sufruñuques deambulaban en busca de trabajo.
Otros, en cambio, trataban con empeño de arrebatar carteras y bolsos.
En medio del ajetreo, me acerqué a un Carro remolcado por Nada.
Me subí de un salto y, al grito de "Carroña Sureña", escapé a la libertad insegura.
Transité 3534 cuadras en completo Frenesí abogado.
Al final, una pared Sádica se imponía con dudoso respeto.
Accioné un Disco de Parafrasear y doblé la velocidad del Carro remolcado por la Nada.
Puse cara de Guerrilla.
Cerré los Puñetes mejorados.
Mostré dientes enfurecidos.
Y, finalmente, impacté estruendosamente contra el muro.
Un punto importane en mi viaje, si es que los hay, fue éste.
Una explosión Sónica, temporal y Lúdica se sucedieron tras 2 subatómicos momentos.
Por supuesto, jamás lo supe, fue todo demasiado rápido.
Volaron viejas, patas, patatas, Marroquines, Sugufredos embotellados, negras y Dalmacios Cojonudos.
El Carro remolcado por la Nada, por otra parte, jamás perdió estabilidad y así, YO me mantuve ileso.
Aún lo estoy.
Del otro lado no había nada más ni nada menos que un campo de Gladiolos Violados.
Se extendía por muchas leguas.
Tanto se extendía que me agarró una pequeña contución al mirar el horizonte.
Me recuperé con Hidalguía, pensando en un Mamerto Sodomizado.
Mientras tanto, en el Carro remolcado por Nada, YO Surcaba los Cielos Gladios.
El ventolete me volaba el flequillete de manera análoga.
Cambié el ángulo de vuelo.
Giré en total 30º.
Caía casi en picada.
Así, con la Imprudencia en la frente, focalicé un grupo de Negros foráneos.
Procuré caer con Indemnización sobre el apabullado grupete neutral.
Aterricé milisegundos más luego, cuando apenas había acabado de dar la última corrección a la trayectoria, cambiándola en un 15%.
El colchón de cabezas oscuras proporcionó de manera indemne un salvataje seguro.
El Carró remolcado por la Nada derrapó con vehemncia en las lustrosas redondeces no blancas.
Finalmente saltó de ellas, para pasar a abrirse camino por entre los Gladiolos Violados, que se sucedían sin pena ni gloria hasta donde la vista alcanzaba.
Momentos después, lejos habían quedado los Negros apaturrados.
Entre tumbos permanentes, avanzaba sentadito en mi vehículo de madera.
Los Gladiolos Violados desfilaban con argumentaciones por los flancos, por delante y por detrás.
Deseoso de emprender el vuelo revolví el carro en busca de mi bolsa que, fielmente, allí se encontraba.
Busqué y rebusqué.
En el fondo, relucía el Transductual Paropecio.
Lo saqué.
Lo acoplé sin quilombos al Carro remolcado por la Nada.
Agradecí que fueran compatibles.
Acto seguido, accioné el botón Amarillo Patata.
Ahí sí, me alcé en vuelo.
El viento hacía bailar con maestría mis cabellos dorados y el sol arrancaba destellos de hermosura.
En medio del baile de Absorción, me recosté.
Me dormí.
Allí iba yo, surcando lentamente, sin prisa ni lentitud, los cielos que se opacaban cada vez más.