martes, septiembre 28, 2010

Oda a Homero Poncho


No podía faltar. Me sorprende que me haya tomado tanto tiempo subir esto.




Oda a Homero Poncho



Están aquellos que son grandes,

están aquellos que son pequeños,

están los otros que son amarronados,

y esos negros como la noche misma.

Y está Homero Poncho.

¡Oh!

Cuántos habrán querido ser como él,

Cuántos debieron haber admirado y soñado con tamaña pureza,

Cuántos, acaso azorados, habrán aclamado esa belleza,

belleza casi etérea.

Homero Poncho eres, cuanto menos, hermoso,

de proporciones doradas,

tallado en pensamiento por el propio Fidias,

que entregose por completo a tamaña empresa,

que delicadamente y con un oficio inconmesurable creó un ser exquisito,

bello,

perfecto,

y lo dotó de un pelaje enrulado,

caprichoso pero dócil,

fino pero decididamente fuerte,

y blanco,

blanco como el inmaculado blanco de los más bellos cumulonimbus que surcasen los cielos,

como las alas de los ángeles,

como el puro lienzo sobre el que descansara la señora de la sonrisa.

Y así, Homero Poncho, es que te yergues por sobre los mortales,

con la más desinteresada soberbia que se desprende de tus pequeños pasos,

de los finísimos arabescos dibujados por el vello puro que te rodea,

de los pequeños y penetrantes ojos negros azabache,

de la benevolencia y paz que tu sueño y descanso inspira,

de todo lo que eres.

Eres bello Homero Poncho.




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